17 julio 2008

La máquina del tiempo.

Me sorprenderás por detrás pasando a la segunda página de mi nueva novela. La que habré rescatado de la estantería la noche de antes, para no sentirme sola en la fiesta de bienvenida de mi nueva vida. Necesito compañeros de viaje para girar esquinas, sin vueltas atrás ni más adelantes. Y será ese olor a definitivo lo que me producirá una angustia que no conseguiré abandonar ni cuando duerma, aunque sea la última noche que disfrute de las curvas de mi cama durante un tiempo. Es el problema de ser más de probables y posibles que permiten dejar todas las puertas que sean necesarias abiertas, como recuerdos numerados a los que aferrarse en momentos de piernas temblando. Pero el domingo sin duda, triunfará un definitivo tan enorme, que a duras penas conseguiremos pasar por la puerta del trabajo cogidos de la mano.

Se agudizará mi habilidad para diferenciar el ruido de tus pasos entre las más de veinte personas que trabajen ese día en aquella oficina con poco encanto. Iré por la primera página de la novela sin saber el nombre de mi nuevo compañero cuando llegue la hora de verdad. En pocos minutos te acercarás a buscar algo de comer, mirando cada una de las filas de la máquina con el dinero exacto en la mano, debatiéndote entre cacahuetes o pistachos.

Y mientras yo, pasaré a la segunda página con esfuerzo y perdiendo el tiempo imaginando tu rostro en la sombra que me llega hasta la sala de descanso. El definitivo habrá empezado a acelerar el ritmo, me lo recordará a cada momento y la sensación de que me voy quedando atrás será cada vez más insoportable. Cerraré el libro sin colocar el punto que encontré esta semana en el metro, no me costará recordar que fui incapaz de pasar de la segunda página. No olvidaré tan fácilmente la página de la indecisión y el definitivo peleándose en mi mente, la página de todo lo que no dijimos y nos guardamos, la página que habría arrancado para escribirte en uno de los bordes no me olvides, hasta siempre. y lanzártelo con fuerza para que llegara hasta tu mesa. Sin embargo, el dos seguirá precediendo al tres en aquella novela de protagonista desconocido. Nada habrá cambiado entre esas cuatro paredes cuando se acerquen las nueve de la tarde y sin embargo, todo será diferente cuando cruce por última vez la puerta de salida.

Ya no habrá posibilidad de sorprenderme en la segunda página, ni de lanzar hojas de novela con mensajes de los que dejan huella. No volveremos a mirarnos por encima de la pantalla del ordenador, jugando a disimular, ni coincidiremos en ningún ascensor. Habremos perdido la oportunidad de quedar a la salida del trabajo y se habrá acabado para siempre el recordarnos a la fuerza cuando llegue el fin de semana. Será un domingo decisivo de los que tarda en difuminar la memoria, de los que te sorprenden una tarde cualquiera. ¿Llegarás a arrepentirte de un adiós sin despedida?...

13 comentarios:

Queiles dijo...

Me gusta como escribes.Tus textos rebosan melancolia pero me encantan.Gracias

Mencía dijo...

Madre mía niña ... un gustazo descubrirte ...

será ese olor a definitivo lo que me producirá una angustia que no conseguiré abandonar ni cuando duerma ...

Besos de presentación ... te vienes conmigo ¿te parece? ... enlazada quedas!!!

Besosbesos.

MaR dijo...

QUEILES: Gracias a ti, por hacerme un hueco siempre. Es cierto eso que dices pero tendreis que perdonarme, ando de mudanzas (emocionales también) y siempre me dieron mucha pena las despedidas. Un beso.

MENCÍA: Muchísimas gracias. Me alegro que te haya gustado el encuentro jeje y por supuesto que voy contigo :p Un besito.

Xose dijo...

Como diría la propia Mencía, tu calidad es "brutal". Me encanta la frase que ella ha señalado, igual que ese final, donde muestras cómo detrás de la más absoluta cotidianeidad puede estar inmersa la mayor conmoción de historias, de sentimientos y de palabras. Un gran beso

La sonrisa de Hiperion dijo...

siempre, siempre....
siempre que hay un adios, y detras no viene un beso, siempre hay arrepentimiento
Saludos y un beso

Anónimo dijo...

A ver lolaila, que me hace mucha gracia esa foto tuya...

"...entre las más de veinte personas que trabajen ese día en aquella oficina con poco encanto."

¿Sí por favor? eso me ha dolido porque posiblemente cada una de las más de 20 personas (o como mínimo muchas de esas personas) tienen esa calidad que yo le digo y se van a despedir de ti, y un par te van a preparar un super cd para el viaje. Y la oficina tiene demasiado encanto, joder! bueno, ahora ya no tanto, que no hay tardes de domingo, ejem... juai!

Me ha gustado mucho el texto, a ver si por lo menos deja entrever que es una persona [nen'!]

Nos vemos gitanaca!! ;)

bso!

My dijo...

'un adiós sin despedida' nunca es un adiós.
es como cuando te marchas.. de puntillas.. dejando una estela de puntos suspensivos a tu paso, para marcar las huellas por las que volverán tus pisadas algun dia.

por eso yo nunca se despedirme con un punto y final.. ;)

Anónimo dijo...

Me parece que un domingo no es el mejor día para un definitivo, Mar. Aún así, y sin tener ni idea de qué va todo, te deseo toda la suerte del mundo. Y te mando ánimos. Que los hasta siempre deberían prohibirlos por exceso de temblor y miedo. Y que un adiós sin despedida es, como dice My, un adiós de mentira. Un adiós a medias que encierra un hasta luego.

Adiós a Dios, adiós sin despedida... y estaba todo claro por fin...

Un beso, bonita. Me ha gustado mucho.
Y suerte. En lo que sea.

Anónimo dijo...

¡¡Vaya!! Diría que no me lo esperaba, pero sería demasiado obvio. No puedo evitarlo: esto sí que no me lo esperaba. ¿Te vas tú sola? ¿O con tus padres? ¿Crees que llevas la maleta llena de ropa o te llevas contigo demasiados recuerdos? Porque irse a perderse a otra ciudad con las brújulas de aquí tampoco te servirá de mucho... ahora se me amontonan las preguntas y a ti supongo que las respuestas. Fíjate que no me queda otra que ir a visitarte y ordenarlo todo entre nesteas :)

En fin... ahora que sí lo sé, te deseo más suerte que cuando lo he hecho hace un momento.

Samuel dijo...

He llegado por aquí de casualidad (como siempre se lelga en este mundo de los blogs) y ya te he puesto entre los favoritos. Preciosos relatos, sí señora. Esperaré los siguientes con impaciencia.

Anónimo dijo...

He leído ya tu email, del tirón, casi sin respirar, repitiendo algunos párrafos para que no se me escapara ni un detalle. En absoluto me ha parecido largo, no te preocupes. Quizá mañana me vaya de mini-vacaciones, así que no creo que pueda contestarte de inmediato… eso y que yo pienso extenderme también, que no sé contar las cosas rápido, así que primero tengo que ordenar las cosas un poco y luego ponerme a escribir. Espero que no tengas prisa, jajaja. Sólo quería decirte que ya lo he leído y que me ha gustado hacerlo y desvelar algunas cosas, pronto tendrás mi respuesta y descorreremos el velo del cuarto de atrás. Que mañana tengas buen viaje, Mar, y que tu nueva vida esté llena de cosas buenas. Espero saber de ti de vez en cuando… creo que, después del primero que te envíe resumiendo mi vida hasta hoy, te escribiré más emails para estar en contacto :)

Unknown dijo...

el adios sin despedida dejara la puerta entreabierta, aunque quiza algo llege y la cierre por completo.

Escribir tu propia historia y dar vuelta sin marcha atras; yo, cuando pase de mi prologo habre triunfado.

Anónimo dijo...

Cuando alguien se mete dentro de nuestra mente, no hay novela que nos distraiga de ese pensamiento.
Sólo existe dicha persona en nuestro interior y eso hace que las despedidas, en el caso de que se produzcan, sean tan desvastadoras, porque ideamos toda una historia en torno a ese alguien especial.
Nada hay tan triste como un adiós sin despedida, así que confío en que no lo vivas jamás y en que este texto, sólo sea fruto de tu imaginación.
Tu sensibilidad al escribir es una obra de arte, amiga. Te eché de menos durante el verano.
Que te vaya bonito.