30 junio 2008

¿Campeones?

Se enteró del primer gol en el párking, esperando al ascensor. Nunca le había interesado el fútbol hasta que le conoció. Fue así como se dejó envolver por su voz explicándole lo que era un córner, a qué le llamaban penalti, hasta incluso llegó a entender los fuera de juego. Tan fuera como se sentía ella en esta noche de final. La grandeza del amor, que es capaz de crearnos interés en algo que nos resultaba remotamente lejano.

El grito al unísono de todo el edificio le hizo pensar en como lo estaría celebrando. Seguramente en su bar de siempre, aquél que le señaló desde la otra acera en una de sus primeras citas y en el que nunca llegó a pedir una de sus coca-colas. No le dio tiempo. Deseaba vibrar con el triunfo en una noche en la que no parecía existir ninguna rivalidad. Euforia, alegría, celebración… Y sin embargo, se sentía más apagada que nunca. Igual, si desde el principio le hubiera gustado el fútbol, ahora él estaría acordándose de ella tanto como ella se acordaba de él. “Maldita sea, no costaba tanto ser aficionada” se dijo mientras dejaba el bolso encima de su cama. Cambió la retransmisión del partido del año por una de sus canciones. “Cuanto más bella es la vida, más feroces sus zarpazos” sonaba en su cuarto, ajena a todo pase de pelota. Y es que quizá Luz tenía razón y era hora de empezar a curar heridas, para dejar de ser una “rota en esencia” y cicatrizar, antes de marcharse lejos durante un tiempo.

“Marisa, ¡somos campeones!” pero ni siquiera la sonrisa que no había visto en su padre desde hacía días hizo sentirle triunfadora. "¿Campeones?, ¿de qué?" pero no supo encontrar la respuesta. Y durante unos minutos deseó con todas sus fuerzas convertirse en otra persona, sentir “la roja” y salir a pegar bocinazos por la ciudad, comiéndose con el entusiasmo de los ganadores, la nostalgia de las noches de domingo.

8 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A veces es muy difícil saber dónde pasarse al otro. Me ha gustado.

Anónimo dijo...

A él no le gustaba el futbol. Siempre decía que, otra cosa no, pero viendo la televisión era muy sano. Solíamos cenar viendo Plats bruts, o alguna cosa de cocineros, o documentales. Le gustaba relajarse en todas las comidas. Pero la cena era sagrada.

Yo, como tú con el futbol, me aficioné a todas esas cosas. Y ahora, sin él, no soporto ni a Ferran Adrià ni al Lòpes.

Un beso, Mar.

Anónimo dijo...

Cuando llegue el huracán, que seguro ha de venir...
... pensaré que fuimos grandes, pensaré que fuimos dos. Tú en tu cuerpo, yo en el mío. Y en un sólo corazón...

Y que importa sólo a dos.

La sonrisa de Hiperion dijo...

La vida suele ser miserable, lo que pasa que la vida es como es... una hija-puta con mucha ocurrencia (perdon por la palabra)...
Me ha encantado tu blog, todavía no se como he llegado, jajaj, pero me ha gustado a horrores.
Saludos desde el Sur

Queiles dijo...

Hola, tambien la oleada roja tiñe en algo tu blog que por cierto me agrada así que vendré a verte con frecuencia y como veo que te gusta Silvio te ofrezco mi Unicornio azul por si quieres pasrte por él.Abriré un hueco para ti.Besos

Anónimo dijo...

Haces obras de arte de cualquier cosa. Hasta de lo cotidiano. Una bella historia, muy auténtica y donde me encantó la referencia a Luz Casal, pues esa canción es de mis preferidas. Algún día compraré un libro tuyo, escritora. ¡Enhorabuena!
Un beso muy grande y ya ves que me he convertido en un asiduo.
Hasta pronto.

Unknown dijo...

De cualquier manera La roja gano, y si eso es pretexto para leerte, bienvenidos campeones...

Anónimo dijo...

Lo mejor de esta Eurocopa me lo dijo una pinky... y es aquello de PO-DE-MOS!!!
bso.